La imagen del compositor, su firma en letras doradas y una reseña biográfica están en la edición especial de un whisky, en plena temporada de Festival.

Grabado por el maestro y su hijo en HatoNuevo, Tocaimo y San Diego, en La Guajira, este video documental muestra al célebre compositor junto a su hijo. Perteneciente al álbum 'Con los ojos del alma'. Codiscos.

Matilde Lina y La diosa coronada acompañan a diario a Leandro Díaz. Están en las historias que le piden los viajeros que llegan a su casa en Valledupar. Y el compositor ciego (1928) vive una vejez feliz –lo atestigua su hijo Ivo–, contando una y otra vez las que, hechas canción, lo convirtieron en una leyenda viva del folclor vallenato.

Leandro y su hijo Ivo viajan y comparten escenarios siempre. Amenizan parrandas donde, entre canción y canción, el compositor cuenta sus anécdotas y asisten a foros sobre su vida, en los que entre historia e historia, cantan sus canciones. Pero, a medida que se acerca el Festival de la Leyenda Vallenata (26 al 30 de abril), aumentan las visitas y los compromisos.

Y este año, el Festival le trae una alegría especial: la imagen de Leandro y su biografía están en las cajas de las ediciones especiales de Old Parr, marca de whisky escocés, adoptada por los vallenatos y presente hasta en sus cantos.

“Lo vemos como una forma de retribuír el cariño que hemos profesado por Old Parr”, dice Ivo, el guardián de la obra de Leandro, cuya cruzada espreservar y difundir la obra de su padre, y homenajes como este ayudan.

“Queremos que las nuevas generaciones se enteren de cómo muchos juglares construyeron la grandeza que hoy tiene el vallenato –dice Ivo–. Algunos lastimosamente se fueron y no pudieron contar su historia de viva voz. Pero Leandro tiene esa oportunidad y nos preocupamos porque la humanidad conozca esta historia”.

Por su parte, Leandro, que sigue componiendo –aunque no con frecuencia– suele decir que “todavía el palo de mango pare”. Entre sus canciones más recientes están No les temo a los años y Como yo no hay dos, ambas inéditas.

“Como no dejan de preocuparse por mis versos –explica Leandro–, entonces para serles más claro a los compañeros, les canto que como yo no hay dos”. Y tararea la letra: “Sin ver la luna, sin ver al sol puse a pensar a la humanidad, por eso es que como yo no hay dos”.

¿Qué lo hizo tan poético?

Como todo lo mío es creado, me pongo a pensar que para hacer un verso mal hecho, no me sirve. Siempre trato de hacer versos más o menos, que se puedan escuchar.

¿Qué es lo que más le gusta del Festival Vallenato?

Sus acordeones. A mí me gusta la reunión de acordeones, porque ahí se disputa el don: quién sabe más y quién sabe menos. Es lo único que vale, tener el don y la gracia.

¿Quiso alguna vez aprender a tocar acordeón?

Lo único que resiento, o tal vez no resiento, pero me duele, es que mi papá nunca me quiso regalar un acordeón. No quiso.

¿Por qué?

Decía que lo único que era un acordeonero era un tomador de trago. Y en esa época, ser acordeonero no tenía ninguna importancia.

Al final, no fue acordeonero, pero terminó haciendo su propia música.

Bueno, no dejo de querer tocar acordeón. Pero como era difícil para mí, comencé a hacer mis pequeños versos, me defendía con ellos, me daban mis cinco, mis diez pesos. La gente, encantada de oírme, porque yo lo hacía muy bonito. Así, me fui acostumbrando a saber que ya podía vivir de mis canciones.

Musas famosas

Matilde elina y la diosa coronada

Matilde Elina fue el nombre original de ‘Matilde Lina’, cuñada del juglar Toño Salas. Díaz la conoció en Manaure y apenas conversó con ella. Fue a visitarla a El Plan y supo que estaba casada.

‘La diosa coronada’ se inspiró en Josefa Guerra, muchacha que lo “despreciaba” y Leandro cuenta que le hizo la canción “con la intención de disgustarla”.

Máxima cita vallenata
El Festival de la Leyenda Vallenata tendrá lugar en Valledupar, del 26 al 30 de abril próximos.

18 de abril de 2013
Liliana Martínez Polo
Cultura y entretenimiento

Fuente: Vive.in

La imagen del compositor, su firma en letras doradas y una reseña biográfica están en la edición especial de un whisky, en plena temporada de Festival.

Grabado por el maestro y su hijo en HatoNuevo, Tocaimo y San Diego, en La Guajira, este video documental muestra al célebre compositor junto a su hijo. Perteneciente al álbum 'Con los ojos del alma'. Codiscos.

Matilde Lina y La diosa coronada acompañan a diario a Leandro Díaz. Están en las historias que le piden los viajeros que llegan a su casa en Valledupar. Y el compositor ciego (1928) vive una vejez feliz –lo atestigua su hijo Ivo–, contando una y otra vez las que, hechas canción, lo convirtieron en una leyenda viva del folclor vallenato.

Leandro y su hijo Ivo viajan y comparten escenarios siempre. Amenizan parrandas donde, entre canción y canción, el compositor cuenta sus anécdotas y asisten a foros sobre su vida, en los que entre historia e historia, cantan sus canciones. Pero, a medida que se acerca el Festival de la Leyenda Vallenata (26 al 30 de abril), aumentan las visitas y los compromisos.

Y este año, el Festival le trae una alegría especial: la imagen de Leandro y su biografía están en las cajas de las ediciones especiales de Old Parr, marca de whisky escocés, adoptada por los vallenatos y presente hasta en sus cantos.

“Lo vemos como una forma de retribuír el cariño que hemos profesado por Old Parr”, dice Ivo, el guardián de la obra de Leandro, cuya cruzada espreservar y difundir la obra de su padre, y homenajes como este ayudan.

“Queremos que las nuevas generaciones se enteren de cómo muchos juglares construyeron la grandeza que hoy tiene el vallenato –dice Ivo–. Algunos lastimosamente se fueron y no pudieron contar su historia de viva voz. Pero Leandro tiene esa oportunidad y nos preocupamos porque la humanidad conozca esta historia”.

Por su parte, Leandro, que sigue componiendo –aunque no con frecuencia– suele decir que “todavía el palo de mango pare”. Entre sus canciones más recientes están No les temo a los años y Como yo no hay dos, ambas inéditas.

“Como no dejan de preocuparse por mis versos –explica Leandro–, entonces para serles más claro a los compañeros, les canto que como yo no hay dos”. Y tararea la letra: “Sin ver la luna, sin ver al sol puse a pensar a la humanidad, por eso es que como yo no hay dos”.

¿Qué lo hizo tan poético?

Como todo lo mío es creado, me pongo a pensar que para hacer un verso mal hecho, no me sirve. Siempre trato de hacer versos más o menos, que se puedan escuchar.

¿Qué es lo que más le gusta del Festival Vallenato?

Sus acordeones. A mí me gusta la reunión de acordeones, porque ahí se disputa el don: quién sabe más y quién sabe menos. Es lo único que vale, tener el don y la gracia.

¿Quiso alguna vez aprender a tocar acordeón?

Lo único que resiento, o tal vez no resiento, pero me duele, es que mi papá nunca me quiso regalar un acordeón. No quiso.

¿Por qué?

Decía que lo único que era un acordeonero era un tomador de trago. Y en esa época, ser acordeonero no tenía ninguna importancia.

Al final, no fue acordeonero, pero terminó haciendo su propia música.

Bueno, no dejo de querer tocar acordeón. Pero como era difícil para mí, comencé a hacer mis pequeños versos, me defendía con ellos, me daban mis cinco, mis diez pesos. La gente, encantada de oírme, porque yo lo hacía muy bonito. Así, me fui acostumbrando a saber que ya podía vivir de mis canciones.

Musas famosas

Matilde elina y la diosa coronada

Matilde Elina fue el nombre original de ‘Matilde Lina’, cuñada del juglar Toño Salas. Díaz la conoció en Manaure y apenas conversó con ella. Fue a visitarla a El Plan y supo que estaba casada.

‘La diosa coronada’ se inspiró en Josefa Guerra, muchacha que lo “despreciaba” y Leandro cuenta que le hizo la canción “con la intención de disgustarla”.

Máxima cita vallenata
El Festival de la Leyenda Vallenata tendrá lugar en Valledupar, del 26 al 30 de abril próximos.

18 de abril de 2013
Liliana Martínez Polo
Cultura y entretenimiento

Fuente: Vive.in

La imagen del compositor, su firma en letras doradas y una reseña biográfica están en la edición especial de un whisky, en plena temporada de Festival.

Grabado por el maestro y su hijo en HatoNuevo, Tocaimo y San Diego, en La Guajira, este video documental muestra al célebre compositor junto a su hijo. Perteneciente al álbum 'Con los ojos del alma'. Codiscos.

Matilde Lina y La diosa coronada acompañan a diario a Leandro Díaz. Están en las historias que le piden los viajeros que llegan a su casa en Valledupar. Y el compositor ciego (1928) vive una vejez feliz –lo atestigua su hijo Ivo–, contando una y otra vez las que, hechas canción, lo convirtieron en una leyenda viva del folclor vallenato.

Leandro y su hijo Ivo viajan y comparten escenarios siempre. Amenizan parrandas donde, entre canción y canción, el compositor cuenta sus anécdotas y asisten a foros sobre su vida, en los que entre historia e historia, cantan sus canciones. Pero, a medida que se acerca el Festival de la Leyenda Vallenata (26 al 30 de abril), aumentan las visitas y los compromisos.

Y este año, el Festival le trae una alegría especial: la imagen de Leandro y su biografía están en las cajas de las ediciones especiales de Old Parr, marca de whisky escocés, adoptada por los vallenatos y presente hasta en sus cantos.

“Lo vemos como una forma de retribuír el cariño que hemos profesado por Old Parr”, dice Ivo, el guardián de la obra de Leandro, cuya cruzada espreservar y difundir la obra de su padre, y homenajes como este ayudan.

“Queremos que las nuevas generaciones se enteren de cómo muchos juglares construyeron la grandeza que hoy tiene el vallenato –dice Ivo–. Algunos lastimosamente se fueron y no pudieron contar su historia de viva voz. Pero Leandro tiene esa oportunidad y nos preocupamos porque la humanidad conozca esta historia”.

Por su parte, Leandro, que sigue componiendo –aunque no con frecuencia– suele decir que “todavía el palo de mango pare”. Entre sus canciones más recientes están No les temo a los años y Como yo no hay dos, ambas inéditas.

“Como no dejan de preocuparse por mis versos –explica Leandro–, entonces para serles más claro a los compañeros, les canto que como yo no hay dos”. Y tararea la letra: “Sin ver la luna, sin ver al sol puse a pensar a la humanidad, por eso es que como yo no hay dos”.

¿Qué lo hizo tan poético?

Como todo lo mío es creado, me pongo a pensar que para hacer un verso mal hecho, no me sirve. Siempre trato de hacer versos más o menos, que se puedan escuchar.

¿Qué es lo que más le gusta del Festival Vallenato?

Sus acordeones. A mí me gusta la reunión de acordeones, porque ahí se disputa el don: quién sabe más y quién sabe menos. Es lo único que vale, tener el don y la gracia.

¿Quiso alguna vez aprender a tocar acordeón?

Lo único que resiento, o tal vez no resiento, pero me duele, es que mi papá nunca me quiso regalar un acordeón. No quiso.

¿Por qué?

Decía que lo único que era un acordeonero era un tomador de trago. Y en esa época, ser acordeonero no tenía ninguna importancia.

Al final, no fue acordeonero, pero terminó haciendo su propia música.

Bueno, no dejo de querer tocar acordeón. Pero como era difícil para mí, comencé a hacer mis pequeños versos, me defendía con ellos, me daban mis cinco, mis diez pesos. La gente, encantada de oírme, porque yo lo hacía muy bonito. Así, me fui acostumbrando a saber que ya podía vivir de mis canciones.

Musas famosas

Matilde elina y la diosa coronada

Matilde Elina fue el nombre original de ‘Matilde Lina’, cuñada del juglar Toño Salas. Díaz la conoció en Manaure y apenas conversó con ella. Fue a visitarla a El Plan y supo que estaba casada.

‘La diosa coronada’ se inspiró en Josefa Guerra, muchacha que lo “despreciaba” y Leandro cuenta que le hizo la canción “con la intención de disgustarla”.

Máxima cita vallenata
El Festival de la Leyenda Vallenata tendrá lugar en Valledupar, del 26 al 30 de abril próximos.

18 de abril de 2013
Liliana Martínez Polo
Cultura y entretenimiento

Fuente: Vive.in