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8 Años Sin El Cantante, La Estrella, El ídolo, El Cacique De La Junta, Diomedes Díaz

Fuente: Diario del Norte | Fecha: 2021-12-22 | Visitas: 15546

8 Años Sin El Cantante, La Estrella, El ídolo, El Cacique De La Junta, Diomedes Díaz

La infancia del gran Diomedes ocurrió colmada de experiencias maravillosas, sus padres criaban cabras y ovejas.



Su nacimiento fue un mes de invierno, el quinto mes del año; transcurrió aquel momento con una gran expectativa y entusiasmo pues era esperado con ansias por sus padres y toda la familia por ser el primogénito.

El suceso ocurrió el 26 de mayo de 1957. Cuentan que por allí pasaba ese día un músico de renombre en la región, el recién nacido era llorón y cuando escucha las melodías del acordeón que aquel viajero musical tocaba inmediatamente se callaba y hasta sonreía; dicho señor se acercó a la cama de la recién parida le saluda la felicita por el nacimiento de aquel hermoso hijo y vaticina: “A este niño le va a gustar la música, estoy seguro será un grande cultor de estos menesteres musicales”.

Lo irradia en su mirada: “Dios se los bendiga, nació para magnas cosas, ya verán”; profecía que llenó de alegría tanto a la mamá como al papá y que con creces se cumplió al pie de la letra.


El nombre de pila de su padre es Rafael María Díaz Cataño y el de su madre Elvira Maestre Hinojosa, de esta bendita unión nacieron 10 hijos ellos son: Diomedes, Gloria, Rafita Adelina (La Chama), Rosa, Elizabeth, Abel Antonio, Elver, Juan Manuel y Elvira Luz (quien falleció a temprana edad); de ellos Diomedes, Rafael (Rafita) y Elver heredaron la vena poética y musical que proviene argumentan algunos de Luis Gregorio Maestre Acosta, carrizalero de pura cepa, pariente cercano de la vieja Elvira, decimero de alto calibre, quien a pesar de no haber asistido a la escuela componía y recitaba de una manera magistral.

La infancia del gran Diomedes ocurrió colmada de experiencias maravillosas, sus padres criaban cabras y ovejas, aprendió los menesteres del ganado bovino o vacuno como lo llaman, montó caballos, burros, yeguas, mulas etc… una rica experiencia, una niñez plagada de vivencias que nadie le contó, que palpó, de ahí pues con la vena poética que tenían sus genes los hermosos paisajes que lo rodeaban, su origen campesino le fue fácil desarrollar esas extraordinarias virtudes que poseía.

La holgura y la abundancia las vio pocas veces, pero eso sí, hambre jamás pasó, su padre sembraba yuca, maíz, ahuyama, sacrificaba cerdos y chivos es decir la comida gracias a Dios la hubo. Su madre es una experta en tejeduría e hilandería por ello el cacique aprendió a tejer mochilas e hilar el fique para obtener las cabuyas con las que se hacen.

Diomedes venía de Carrizal a La Junta a vender carne, limones, mazorcas, bollos y por ser el mayor era quien hacía los mandados para provisionar a su familia de la sal, el azúcar y todos los elementos de la canasta básica.

En el trayecto del camino tejía sus mochilitas, algunas veces sentado en la angarilla de un burro y otras de a pie acompañado por su tío Martín Maestre quien fue su aliado y confidente en sus años de juventud. Estudió la primaria en el colegio Liceo Colombia en el municipio de Villanueva, La Guajira, en esta hermosa población un amigo de manera accidental le golpeó el ojo derecho cuando intentaban bajar mangos de un frondoso árbol discapacidad esta que no alteró para nada sus planes de ser grande.

Sus primeros trabajos fueron como jornalero en una finca de propiedad del señor Teodoro Vega, allí espantaba pájaros (cotorras y pericos) que llegaban a un cultivo de maíz, fue enrejador de terneros, también aprendió a ordeñar, limpiaba cultivos de pancoger y los sembraba, llegó a Valledupar y en la emisora Radio Guatapurí se desempeñó como jardinero y mensajero.

Inició sus lides de compositor a temprana edad y cantaba aunque algunos se burlaban de él. Se involucró en el primer conjunto vallenato que existió en La Junta, en el cual cantaba Luis Alfredo Sierra, el acordeón lo tocaba Gustavo Sierra y ‘Nando el viejo’, la guacharaca José Eduardo Mendoza (Piyayo) y la caja el ‘Kate’ Martínez.

Diomedes cada vez que podía interactuaba con ellos, les cantaba y también tocaba la guacharaca a pesar que no era bien visto y lo apodaban voz de chivato, pero a él eso no le importaba, le fascinaba ese arte e inició su obra musical y poética cantando canciones de su propia inspiración cosa que llamaba la atención e iniciaron los comentarios que decían: “Ese muchacho puede servir, pues tiene un estilo propio, es completo compone, canta e improvisa”.

Luis Manuel Hinojosa Sierra era dueño de una gallera la única que existía en La Junta y Diomedes en sus inicios con su tío Martín Maestre amenizaba las parrandas que este hacía en su club gallístico y en su residencia. También en su vehículo llevaba al nobel conjunto a las diferentes poblaciones que visitaba, entre otras a Maicao, Barrancas, Fonseca, San Juan, El Molino y Villanueva y Valledupar, La Paz, San Diego, Codazzi y Atánquez en el departamento del Cesar.

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8 Años Sin El Cantante, La Estrella, El ídolo, El Cacique De La Junta, Diomedes Díaz

Fuente: Diario del Norte | Fecha: 2021-12-22 | Visitas: 15546

8 Años Sin El Cantante, La Estrella, El ídolo, El Cacique De La Junta, Diomedes Díaz

La infancia del gran Diomedes ocurrió colmada de experiencias maravillosas, sus padres criaban cabras y ovejas.



Su nacimiento fue un mes de invierno, el quinto mes del año; transcurrió aquel momento con una gran expectativa y entusiasmo pues era esperado con ansias por sus padres y toda la familia por ser el primogénito.

El suceso ocurrió el 26 de mayo de 1957. Cuentan que por allí pasaba ese día un músico de renombre en la región, el recién nacido era llorón y cuando escucha las melodías del acordeón que aquel viajero musical tocaba inmediatamente se callaba y hasta sonreía; dicho señor se acercó a la cama de la recién parida le saluda la felicita por el nacimiento de aquel hermoso hijo y vaticina: “A este niño le va a gustar la música, estoy seguro será un grande cultor de estos menesteres musicales”.

Lo irradia en su mirada: “Dios se los bendiga, nació para magnas cosas, ya verán”; profecía que llenó de alegría tanto a la mamá como al papá y que con creces se cumplió al pie de la letra.


El nombre de pila de su padre es Rafael María Díaz Cataño y el de su madre Elvira Maestre Hinojosa, de esta bendita unión nacieron 10 hijos ellos son: Diomedes, Gloria, Rafita Adelina (La Chama), Rosa, Elizabeth, Abel Antonio, Elver, Juan Manuel y Elvira Luz (quien falleció a temprana edad); de ellos Diomedes, Rafael (Rafita) y Elver heredaron la vena poética y musical que proviene argumentan algunos de Luis Gregorio Maestre Acosta, carrizalero de pura cepa, pariente cercano de la vieja Elvira, decimero de alto calibre, quien a pesar de no haber asistido a la escuela componía y recitaba de una manera magistral.

La infancia del gran Diomedes ocurrió colmada de experiencias maravillosas, sus padres criaban cabras y ovejas, aprendió los menesteres del ganado bovino o vacuno como lo llaman, montó caballos, burros, yeguas, mulas etc… una rica experiencia, una niñez plagada de vivencias que nadie le contó, que palpó, de ahí pues con la vena poética que tenían sus genes los hermosos paisajes que lo rodeaban, su origen campesino le fue fácil desarrollar esas extraordinarias virtudes que poseía.

La holgura y la abundancia las vio pocas veces, pero eso sí, hambre jamás pasó, su padre sembraba yuca, maíz, ahuyama, sacrificaba cerdos y chivos es decir la comida gracias a Dios la hubo. Su madre es una experta en tejeduría e hilandería por ello el cacique aprendió a tejer mochilas e hilar el fique para obtener las cabuyas con las que se hacen.

Diomedes venía de Carrizal a La Junta a vender carne, limones, mazorcas, bollos y por ser el mayor era quien hacía los mandados para provisionar a su familia de la sal, el azúcar y todos los elementos de la canasta básica.

En el trayecto del camino tejía sus mochilitas, algunas veces sentado en la angarilla de un burro y otras de a pie acompañado por su tío Martín Maestre quien fue su aliado y confidente en sus años de juventud. Estudió la primaria en el colegio Liceo Colombia en el municipio de Villanueva, La Guajira, en esta hermosa población un amigo de manera accidental le golpeó el ojo derecho cuando intentaban bajar mangos de un frondoso árbol discapacidad esta que no alteró para nada sus planes de ser grande.

Sus primeros trabajos fueron como jornalero en una finca de propiedad del señor Teodoro Vega, allí espantaba pájaros (cotorras y pericos) que llegaban a un cultivo de maíz, fue enrejador de terneros, también aprendió a ordeñar, limpiaba cultivos de pancoger y los sembraba, llegó a Valledupar y en la emisora Radio Guatapurí se desempeñó como jardinero y mensajero.

Inició sus lides de compositor a temprana edad y cantaba aunque algunos se burlaban de él. Se involucró en el primer conjunto vallenato que existió en La Junta, en el cual cantaba Luis Alfredo Sierra, el acordeón lo tocaba Gustavo Sierra y ‘Nando el viejo’, la guacharaca José Eduardo Mendoza (Piyayo) y la caja el ‘Kate’ Martínez.

Diomedes cada vez que podía interactuaba con ellos, les cantaba y también tocaba la guacharaca a pesar que no era bien visto y lo apodaban voz de chivato, pero a él eso no le importaba, le fascinaba ese arte e inició su obra musical y poética cantando canciones de su propia inspiración cosa que llamaba la atención e iniciaron los comentarios que decían: “Ese muchacho puede servir, pues tiene un estilo propio, es completo compone, canta e improvisa”.

Luis Manuel Hinojosa Sierra era dueño de una gallera la única que existía en La Junta y Diomedes en sus inicios con su tío Martín Maestre amenizaba las parrandas que este hacía en su club gallístico y en su residencia. También en su vehículo llevaba al nobel conjunto a las diferentes poblaciones que visitaba, entre otras a Maicao, Barrancas, Fonseca, San Juan, El Molino y Villanueva y Valledupar, La Paz, San Diego, Codazzi y Atánquez en el departamento del Cesar.

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La infancia del gran Diomedes ocurrió colmada de experiencias maravillosas, sus padres criaban cabras y ovejas.



Su nacimiento fue un mes de invierno, el quinto mes del año; transcurrió aquel momento con una gran expectativa y entusiasmo pues era esperado con ansias por sus padres y toda la familia por ser el primogénito.

El suceso ocurrió el 26 de mayo de 1957. Cuentan que por allí pasaba ese día un músico de renombre en la región, el recién nacido era llorón y cuando escucha las melodías del acordeón que aquel viajero musical tocaba inmediatamente se callaba y hasta sonreía; dicho señor se acercó a la cama de la recién parida le saluda la felicita por el nacimiento de aquel hermoso hijo y vaticina: “A este niño le va a gustar la música, estoy seguro será un grande cultor de estos menesteres musicales”.

Lo irradia en su mirada: “Dios se los bendiga, nació para magnas cosas, ya verán”; profecía que llenó de alegría tanto a la mamá como al papá y que con creces se cumplió al pie de la letra.


El nombre de pila de su padre es Rafael María Díaz Cataño y el de su madre Elvira Maestre Hinojosa, de esta bendita unión nacieron 10 hijos ellos son: Diomedes, Gloria, Rafita Adelina (La Chama), Rosa, Elizabeth, Abel Antonio, Elver, Juan Manuel y Elvira Luz (quien falleció a temprana edad); de ellos Diomedes, Rafael (Rafita) y Elver heredaron la vena poética y musical que proviene argumentan algunos de Luis Gregorio Maestre Acosta, carrizalero de pura cepa, pariente cercano de la vieja Elvira, decimero de alto calibre, quien a pesar de no haber asistido a la escuela componía y recitaba de una manera magistral.

La infancia del gran Diomedes ocurrió colmada de experiencias maravillosas, sus padres criaban cabras y ovejas, aprendió los menesteres del ganado bovino o vacuno como lo llaman, montó caballos, burros, yeguas, mulas etc… una rica experiencia, una niñez plagada de vivencias que nadie le contó, que palpó, de ahí pues con la vena poética que tenían sus genes los hermosos paisajes que lo rodeaban, su origen campesino le fue fácil desarrollar esas extraordinarias virtudes que poseía.

La holgura y la abundancia las vio pocas veces, pero eso sí, hambre jamás pasó, su padre sembraba yuca, maíz, ahuyama, sacrificaba cerdos y chivos es decir la comida gracias a Dios la hubo. Su madre es una experta en tejeduría e hilandería por ello el cacique aprendió a tejer mochilas e hilar el fique para obtener las cabuyas con las que se hacen.

Diomedes venía de Carrizal a La Junta a vender carne, limones, mazorcas, bollos y por ser el mayor era quien hacía los mandados para provisionar a su familia de la sal, el azúcar y todos los elementos de la canasta básica.

En el trayecto del camino tejía sus mochilitas, algunas veces sentado en la angarilla de un burro y otras de a pie acompañado por su tío Martín Maestre quien fue su aliado y confidente en sus años de juventud. Estudió la primaria en el colegio Liceo Colombia en el municipio de Villanueva, La Guajira, en esta hermosa población un amigo de manera accidental le golpeó el ojo derecho cuando intentaban bajar mangos de un frondoso árbol discapacidad esta que no alteró para nada sus planes de ser grande.

Sus primeros trabajos fueron como jornalero en una finca de propiedad del señor Teodoro Vega, allí espantaba pájaros (cotorras y pericos) que llegaban a un cultivo de maíz, fue enrejador de terneros, también aprendió a ordeñar, limpiaba cultivos de pancoger y los sembraba, llegó a Valledupar y en la emisora Radio Guatapurí se desempeñó como jardinero y mensajero.

Inició sus lides de compositor a temprana edad y cantaba aunque algunos se burlaban de él. Se involucró en el primer conjunto vallenato que existió en La Junta, en el cual cantaba Luis Alfredo Sierra, el acordeón lo tocaba Gustavo Sierra y ‘Nando el viejo’, la guacharaca José Eduardo Mendoza (Piyayo) y la caja el ‘Kate’ Martínez.

Diomedes cada vez que podía interactuaba con ellos, les cantaba y también tocaba la guacharaca a pesar que no era bien visto y lo apodaban voz de chivato, pero a él eso no le importaba, le fascinaba ese arte e inició su obra musical y poética cantando canciones de su propia inspiración cosa que llamaba la atención e iniciaron los comentarios que decían: “Ese muchacho puede servir, pues tiene un estilo propio, es completo compone, canta e improvisa”.

Luis Manuel Hinojosa Sierra era dueño de una gallera la única que existía en La Junta y Diomedes en sus inicios con su tío Martín Maestre amenizaba las parrandas que este hacía en su club gallístico y en su residencia. También en su vehículo llevaba al nobel conjunto a las diferentes poblaciones que visitaba, entre otras a Maicao, Barrancas, Fonseca, San Juan, El Molino y Villanueva y Valledupar, La Paz, San Diego, Codazzi y Atánquez en el departamento del Cesar.

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