Con una pata coja comenzó la categoría de los Grammy Vallenatos y Cumbia. Pata coja que llega con un tinte absolutista que de paso deja un sabor amargo entre aquellos que se "quemaron las pestañas" para que nuestro folclor sea lo que es hoy.

Nos referimos a lo que llamamos por justificación de causa el primer "mico" de la nueva categoría en cabeza del compositor Iván Ovalle, de quien no criticamos esencialmente que haya sido incluido, sino que se excluyeron otros mucho más grandes. Si bien es cierto de un tajo se cercenó parte de la historia de nuestra música al pasar desapercibidos Jorge Oñate, Diomedes Díaz e Iván Villazon, es igual de cierto que si se tratara de compositores el merito sin discusión sería para el Maestro Escalona o en su defecto para Leandro Díaz y que decir de Calixto Ochoa, Marciano Martínez, Gustavo Gutiérrez, Chiche Maestre y tantos mas que se llevan en banda a Iván Ovalle, si de compositores hablamos.

Claro que indagando encontramos que el ingreso de Ovalle a la connotada categoría tiene un padrino de lujo: Marlon García, quien curiosamente es su ahijado. El señor García obtuvo recientemente una franquicia comercial de la Academia de Grabación para Colombia, lo que le ha permitido manejar algunas relaciones internas y de paso recomendar a su padrino porque si bien es cierto ha hecho cosas muy buenas por el vallenato, no encaja en el ideario de la categoría.

Otro de los "micos" que descrestó fue la inclusión de los Alfa 8 en la categoría de cumbia. El mas incauto de los mortales sabe a ciencia cierta que en ese genero "Los Corraleros de Majagual" se llevan cinco a cero a los nominados; y qué decir de Joe Arroyo y Checo Acosta ?.

Los Grammy (Vallenato y Cumbia), empezaron mal, sin duda con una "rosca" descarada que ahora pretende tener no solo la última palabra en materia de nominaciones, sino que nos preocupa que ese mismo sentido se lleve a la final y terminemos coronando no a quien se lo gane, sino a quien menos se lo merezca.

Lo lamentable de todo es que ahora le salieron padres, padrinos, putativos y demás a una categoría que si bien tuvo el sello final de García Maraquez, fue un trabajo de cuatro años del Periodista Félix Carrillo Hinojosa, quien con justa causa y deber patriótico reclama su esfuerzo y tesón para paternalizar la categoría por la cual entregó alma, vida, corazón y sombrero. Tocará hacer las pruebas de ADN para saber a ciencia cierta quien engendró la categoría, aunque medio mundo sabe que el primero que habló del tema y lo llevó a un final feliz, de manos con Gabo, fue Félix Carrillo, a quien involuntariamente obviamos en la pasada nota periodística donde resalté la labor del Nóbel colombiano.

Con una pata coja comenzó la categoría de los Grammy Vallenatos y Cumbia. Pata coja que llega con un tinte absolutista que de paso deja un sabor amargo entre aquellos que se "quemaron las pestañas" para que nuestro folclor sea lo que es hoy.

Nos referimos a lo que llamamos por justificación de causa el primer "mico" de la nueva categoría en cabeza del compositor Iván Ovalle, de quien no criticamos esencialmente que haya sido incluido, sino que se excluyeron otros mucho más grandes. Si bien es cierto de un tajo se cercenó parte de la historia de nuestra música al pasar desapercibidos Jorge Oñate, Diomedes Díaz e Iván Villazon, es igual de cierto que si se tratara de compositores el merito sin discusión sería para el Maestro Escalona o en su defecto para Leandro Díaz y que decir de Calixto Ochoa, Marciano Martínez, Gustavo Gutiérrez, Chiche Maestre y tantos mas que se llevan en banda a Iván Ovalle, si de compositores hablamos.

Claro que indagando encontramos que el ingreso de Ovalle a la connotada categoría tiene un padrino de lujo: Marlon García, quien curiosamente es su ahijado. El señor García obtuvo recientemente una franquicia comercial de la Academia de Grabación para Colombia, lo que le ha permitido manejar algunas relaciones internas y de paso recomendar a su padrino porque si bien es cierto ha hecho cosas muy buenas por el vallenato, no encaja en el ideario de la categoría.

Otro de los "micos" que descrestó fue la inclusión de los Alfa 8 en la categoría de cumbia. El mas incauto de los mortales sabe a ciencia cierta que en ese genero "Los Corraleros de Majagual" se llevan cinco a cero a los nominados; y qué decir de Joe Arroyo y Checo Acosta ?.

Los Grammy (Vallenato y Cumbia), empezaron mal, sin duda con una "rosca" descarada que ahora pretende tener no solo la última palabra en materia de nominaciones, sino que nos preocupa que ese mismo sentido se lleve a la final y terminemos coronando no a quien se lo gane, sino a quien menos se lo merezca.

Lo lamentable de todo es que ahora le salieron padres, padrinos, putativos y demás a una categoría que si bien tuvo el sello final de García Maraquez, fue un trabajo de cuatro años del Periodista Félix Carrillo Hinojosa, quien con justa causa y deber patriótico reclama su esfuerzo y tesón para paternalizar la categoría por la cual entregó alma, vida, corazón y sombrero. Tocará hacer las pruebas de ADN para saber a ciencia cierta quien engendró la categoría, aunque medio mundo sabe que el primero que habló del tema y lo llevó a un final feliz, de manos con Gabo, fue Félix Carrillo, a quien involuntariamente obviamos en la pasada nota periodística donde resalté la labor del Nóbel colombiano.

Con una pata coja comenzó la categoría de los Grammy Vallenatos y Cumbia. Pata coja que llega con un tinte absolutista que de paso deja un sabor amargo entre aquellos que se "quemaron las pestañas" para que nuestro folclor sea lo que es hoy.

Nos referimos a lo que llamamos por justificación de causa el primer "mico" de la nueva categoría en cabeza del compositor Iván Ovalle, de quien no criticamos esencialmente que haya sido incluido, sino que se excluyeron otros mucho más grandes. Si bien es cierto de un tajo se cercenó parte de la historia de nuestra música al pasar desapercibidos Jorge Oñate, Diomedes Díaz e Iván Villazon, es igual de cierto que si se tratara de compositores el merito sin discusión sería para el Maestro Escalona o en su defecto para Leandro Díaz y que decir de Calixto Ochoa, Marciano Martínez, Gustavo Gutiérrez, Chiche Maestre y tantos mas que se llevan en banda a Iván Ovalle, si de compositores hablamos.

Claro que indagando encontramos que el ingreso de Ovalle a la connotada categoría tiene un padrino de lujo: Marlon García, quien curiosamente es su ahijado. El señor García obtuvo recientemente una franquicia comercial de la Academia de Grabación para Colombia, lo que le ha permitido manejar algunas relaciones internas y de paso recomendar a su padrino porque si bien es cierto ha hecho cosas muy buenas por el vallenato, no encaja en el ideario de la categoría.

Otro de los "micos" que descrestó fue la inclusión de los Alfa 8 en la categoría de cumbia. El mas incauto de los mortales sabe a ciencia cierta que en ese genero "Los Corraleros de Majagual" se llevan cinco a cero a los nominados; y qué decir de Joe Arroyo y Checo Acosta ?.

Los Grammy (Vallenato y Cumbia), empezaron mal, sin duda con una "rosca" descarada que ahora pretende tener no solo la última palabra en materia de nominaciones, sino que nos preocupa que ese mismo sentido se lleve a la final y terminemos coronando no a quien se lo gane, sino a quien menos se lo merezca.

Lo lamentable de todo es que ahora le salieron padres, padrinos, putativos y demás a una categoría que si bien tuvo el sello final de García Maraquez, fue un trabajo de cuatro años del Periodista Félix Carrillo Hinojosa, quien con justa causa y deber patriótico reclama su esfuerzo y tesón para paternalizar la categoría por la cual entregó alma, vida, corazón y sombrero. Tocará hacer las pruebas de ADN para saber a ciencia cierta quien engendró la categoría, aunque medio mundo sabe que el primero que habló del tema y lo llevó a un final feliz, de manos con Gabo, fue Félix Carrillo, a quien involuntariamente obviamos en la pasada nota periodística donde resalté la labor del Nóbel colombiano.