El artista vallenato tiene una nueva fórmula musical. Un joven de 19 años, barranquillero y estudiante de administración de empresas. Lanao Jr. habló con SEMANA y contó cómo entró a las grandes ligas de este género musical.
SEMANA: ¿Cómo es que una persona tan joven logra tener este ascenso musical tan rápido? Usted ya está en las grandes ligas...
Rubén Lanao (R.L.): Llegué a mi sueño y así como el mío el de todas las personas que tocan este instrumento tan bonito que es el acordeón. Estoy en las grandes ligas con una responsabilidad gigante porque el silvestrismo es un movimiento inmenso. Silvestre Dangond es una de las empresas más importantes de Colombia en el mundo musical. Aquí estamos gracias a Dios, cumpliendo mi sueño. No he empezado y todavía no me lo creo. Yo digo que me lo creo en el momento en el que lleguemos a un concierto de 10.000 personas y ahí voy a decir “esto es verdad”.
SEMANA: En esta época va a ser complicado porque estamos todavía en una pandemia, pero ya han tenido un par de fiestas privadas, ¿no?
R.L.: Sí, con el aforo permitido.
SEMANA: En 2014 y tal vez en otra ocasión usted tuvo la oportunidad de tocar con Silvestre, ¿cierto?
R.L.: Sí, yo estaba muy pequeño. Fue en junio de 2011 y en mayo de 2014.
SEMANA: ¿En esos momentos usted se imaginó que iba a llegar a ser la fórmula musical de Silvestre Dangond?
R.L.: Nunca, nunca. O de pronto sí, pero más adelante. Yo pienso que, quién se iba a imaginar que a los 20 años iba a llegar a ser como la fórmula de él y ser su compañero, nadie. Eso es algo que es increíble. Yo toqué con él en junio de 2011, con 10 años en el video que sale en el cónclave, la estrategia que él hizo para decir quién era. En 2014, en un bazar en un colegio de Barranquilla, que eso fue más bonito porque ahí yo ya soñaba, porque cuando yo me monté yo veía los flashes y todo el mundo grabando; incluso en las fotos se ve eso blanquito que todo el mundo estaba grabando eso y fue bonito.
SEMANA: En la primera ocasión usted tenía 10 años y en la segunda tenía 14. ¿Por qué tocó con Silvestre en esas ocasiones? ¿Él lo invitó o usted estaba con su papá quien también era acordeonero?
R.L.: Yo me enteré que él tocaba y le escribí a su asistente personal, que también es muy allegado a mi familia, y le dije: “yo quiero ir”. Y cuando llegue allá yo le grité “CANI, CANI” y él me subió apenas me vio ahí y yo le dije que yo quería tocar una canción, y así fue.
SEMANA: ¿Qué canción tocó allí?
R.L.: Se llama En este sitio, canción que grabó con Rolando Ochoa en la novena batalla.
SEMANA: Algo que llama la atención es lo que Silvestre utilizó en ese video que llamó “el cónclave del silvestrismo”, donde pone lo siguiente: “Dios sabe cómo hace sus cosas, es importante declarar y yo lo hice en 2005”, esto por un saludo que él hizo en ese año y dice: “Sin saber que este muchachito hoy me fuera a acompañar en el acordeón. Rubén Lanao, mi hijo, te crié, sé de dónde vienes y cómo es tu formación. Te voy a cuidar el corazón lo más que pueda por el alma de tu papá, que fue mi hermano. Estamos de fiesta en el silvestrismo”, unas palabras muy bellas...
R.L.: Sí, él dice eso por mi papá, eso fue en 2005 que sale en el video el saludo. Mi papá no se conocía con él, sabía quién era, pero no se conocían. Mi papá consiguió el saludo y él quería que me nombraran a mí, no a mi papá, sino a mí. Como dice ahí, “va a tocar bien el muchacho”. Es por eso que él dice que es importante declarar y así lo hizo mi papá y así lo quiso él. Mi papá siempre me cuidó. Desde que yo tenía como 15 años siempre se me presentaban oportunidades, pero siempre estaba como guardado estudiando. Yo hablé con Silvestre y él me dijo: “Tu papá te guardó para mí”, y es así. Muchas veces él me lo repetía y yo sabía que eso era así porque él sabía lo que yo quería y yo sabía lo que él quería.
SEMANA: Usted comenta que su padre no se conocía con Silvestre, pero ese fue el punto de partida para una gran amistad.
R.L.: Así es, de ahí en adelante fueron grandes amigos y llegó una época que fueron mucho más y eran muy, muy, cercanos. Silvestre cuando iba a Barranquilla se quedaba en mi casa o nosotros viajamos a Valledupar y nos quedamos allá. Cuando yo fui rey vallenato yo me quede en su casa, en Valledupar, y siempre hubo una amistad muy bonita que sigue. Yo soy muy amigo de sus hijos y mi mamá es amiga de su esposa y es algo bonito, algo como familiar.
SEMANA: El 2 de mayo de 2015 usted con 13 años logra ser rey vallenato infantil, ¿qué recuerda?
R.L.: En una foto aparezco con un sombrero que yo no me quería poner y peleé con mi papá porque yo soy de Barranquilla y yo vivo en Barranquilla, y en ese entonces mi papá me decía: “Ponte el sombrero como si vinieras de La Guajira” y a mí me gusta y no me gusta. Incluso yo ni siquiera quería presentarme al Festival. A mí no me gustaba el Festival, ahora es que me gusta. Pero a mí no me gustaba eso porque yo decía “qué aburridos, eso típico de caja, guacharaca y acordeón”. Y estábamos una vez en Valledupar y yo le dije a mi papá: “papi, no quiero”. Y él como que se resintió. Recuerdo que él me complacía en todo y mi papá esperaba que por lo menos en una cosa lo complaciera, así que esa noche casi que ni dormí y al día siguiente yo le dije: “papi, yo lo hago”, y así fue. Uno después de que se propone las cosas las logra y ahí está, primera vez que me presentaba en el Festival.
SEMANA: ¿Desde que ganó ese Festival le empezó a gustar?
R.L.: Es que yo nunca había ido a un Festival, pero una semana antes me presenté en el concurso de Jamar y ahí quedé de segundo en la categoría juvenil. Me presenté y la semana de preparación dije: “me gusta”. Y luego en todas las ramas me fue superbién y siempre tenía un puntaje perfecto.
SEMANA: Usted aprendió a tocar el acordeón por su padre, ¿él fue quien le enseñó?
R.L.: No, mi papá no me enseñó, fue mi mamá la que me regaló un acordeón, fue como el segundo o tercer regalo del Niño Dios. El acordeón era mis carritos, mis películas, mis juguetes y mi todo. Yo siempre estaba con el acordeón. Yo pienso que cuando a uno le quieren meter algo hasta por los ojos eso no resulta. Es un don, no es algo forzado. Yo con el oído aprendí, fui empírico. Empezaba con el oído a buscar el sonido hasta que llegó el momento en el que ya conocí el acordeón y escuchaba algo y ya lo copiaba.
SEMANA: ¿Dañó muchos acordeones de pequeño?
R.L.: Cero, no he dañado ni el primero. Me gustaban los de mi papá, los profesionales, los de tres hileras, los míos eran de dos y pequeñitos. Cuando crecí, quería el pequeño y mi papá me decía “bueno, ahora hazlo tú porque yo no sé cómo lo vas a conseguir”, porque él me dio dos pequeños y yo no los quería porque yo decía, uno siempre quiere lo de los grandes.
SEMANA: Justamente cuando llegó a ese Festival de 2015, donde se coronó rey vallenato infantil, ¿usted preparó esas cuatro canciones o ya se las sabía de memoria?
R.L.: No, yo no escuchaba ese tipo de vallenato, yo escuchaba puro Silvestre. Ahora es que escucho un poco del viejo y me encanta, me encanta más que lo de hoy en día.
SEMANA: ¿Entonces cómo hizo en el Festival para interpretar estas canciones?
R.L.: Investigando, mirando YouTube, viendo los videos de acordeoneros que ya habían concursado y de las que me gustan, porque tampoco iba a escoger cualquiera.
SEMANA: A pesar de su corta edad, en este momento está cumpliendo uno de sus sueños, está junto a uno de los más grandes cantantes del vallenato de la historia, pero desafortunadamente hace muy poco tiempo usted también perdió a su padre por el coronavirus...
R.L.: Sí, por el coronavirus. Hace un mes y tres semanas murió mi papá de covid. Él ya había salido bien cuando se contagió por primera vez, pero luego se contagió nuevamente. Se me fue, pero yo sé que él desde donde está me mandó este regalito para que en mi familia hubiese una alegría dentro de esta tristeza tan grande. Mi papá lo era todo para mi familia. Mi papá era una persona muy querida, era familiar, amigo y una persona que no se le negaba a nadie y que siempre estaba para todo el mundo, y más aún para su familia. Fue un altibajo, pero todos estos logros él me los mandó, estoy seguro. Yo he hablado con Silvestre y me dijo: “Si tu papá no se hubiese muerto, esto no estuviera pasando”.
SEMANA: ¿Qué le decía a su padre sobre el acordeón, o qué hablaba usted con él? ¿Dónde se imaginaba a su padre que usted iba a terminar?
R.L.: Mi papá siempre me cuidó, siempre quiso que yo tocara con Silvestre. Mi papá era una persona muy prudente, muy reservada, incluso Silvestre me dijo que si mi papá estuviera vivo y estuviera pasando todo este rollo de la separación, no hubiese dicho que tú estabas ahí, o sea para nada.
SEMANA: Muchas carreras exitosas de grandes acordeoneros de nuestro país han empezado desde que eran muy jóvenes; por ejemplo, Israel Romero. ¿Tal vez su padre quería que tuviera un poco más de formación?, o que cuando llegara con Silvestre tuviera más madurez musical, más conocimientos, ¿no?
R.L.: Yo no he tocado con nadie, pero Silvestre es una persona que cree en los talentos, independientemente de la edad que tenga. Él me dijo, “yo creo en los talentos, pero no podría escogerse así porque sí, porque nunca me había visto tocar en un conjunto. Entonces cuando yo hago audiciones, él se sorprendió, dijo como: “qué es esto, esto de dónde salió”, a mí nadie me había visto tocar. Yo tocaba en mi casa, yo hacía una maqueta, mis arreglos, pero en un conjunto y con gente no.
SEMANA: ¿Cómo le fue en ese ‘casting’?
R.L.: Me fue bien, no fui con la mentalidad de que me iba a calificar, yo fui a gozármela, fui muy seguro. Estaba muy seguro porque pienso que cada quien debe saber de qué es capaz, qué puede lograr y qué tiene para dar, y así estaba yo. Incluso escuché media tanda del otro aspirante, Juan Camilo Guerra, que toca como un monstruo. Pero bueno, gracias a Dios les gustó mi acordeón, los cautivé. Hay algo que se llama el equilibrio, que es tocar el vallenato raizal, vallenato viejo, y lo moderno, claro. Entonces, esas dos cosas se combinan y eso es lo que gusta hoy en día.
SEMANA: ¿Qué interpretó en ese en ese ‘casting’?
R.L.: Él me dijo que preparara 15 canciones y que yo veía si les hacía arreglos o no. Entonces preparé 16 canciones, tenía dos vallenatos viejos que le gustan a él y tenía otras 14. Es muy difícil hacer un repertorio de 15 canciones cuando Silvestre tiene muchísimos éxitos. Es complicado hacer una selección para llegar a presentar algo, pero yo escogí cuatro canciones del último álbum, que no tenían arreglos. Yo termino el solo con el acordeón y la guitarra intermedia y me dice “dale, suéltate, improvisa”, y yo miraba para todos lados y nada; pero todo salió y de ahí para delante yo entré con toda, muy seguro.
SEMANA: Rolando Ochoa hace algunos días escribió que Silvestre Dangond tiene algo muy positivo, y es que lleva de la mano siempre a su acordeonero. ¿Han hablado sobre arreglos y creatividad?
R.L.: Sí, sí, claro, al día siguiente nos pusimos en eso. Él llamó a mi mamá y le dijo, “aquí estamos en un ring de boxeo que nos damos trompadas, yo le tiro un arreglo y él me tira otro”. Nos hemos entendido muy bien y eso es algo muy importante cuando uno se une así a un artista tan grande como lo es él.
SEMANA: ¿Qué va a hacer con la administración de empresas, la carrera que está estudiando?
R.L.: Buscar la manera de terminar porque es algo que yo le prometí a mi papá. Voy para tercer semestre, en la Universidad del Norte en Barranquilla.
SEMANA: ¿Ha pensado cómo organizar su tiempo ahora que va a estar inmerso en la música?
R.L.: Sí, es un tema que tengo que organizar porque no solo porque se lo haya prometido a mi padre, sino porque yo también quiero eso. De alguna u otra manera es importante siempre tener un soporte ahí.
SEMANA: ¿Qué le han dicho los compañeros de la Universidad del Norte sobre tocar con Silvestre?
R.L.: No, no me han dicho cosas mis compañeros del Colegio porque porque yo no he podido ir a la universidad por la covid, todo lo he hecho online. Estos 12 meses que llevo los he hecho online. Pero conozco gente del colegio y todos están muy contentos. Cada quien me tiene algo de cariño, entonces se sienten orgullosos y me dicen que cuándo es el primer concierto para que ellos estén en primera fila.
SEMANA: Aparte de estudiar, ¿qué otras cosas hace?
R.L.: Acordeón, acordeón y acordes con acordeón. Aunque, bueno, ahora en la pandemia tengo un nuevo hobby que es la producción musical, es ahí donde hago mis arreglos. Todos esos arreglos que están en videos en mi Instagram, eso todo lo hago en el computador y fue algo que aprendí en la pandemia, empíricamente.
SEMANA: ¿Cuál es la tarea de un acordeonero cuando empieza a trabajar en una organización musical?, ¿le toca aprenderse todo el repertorio?
R.L.: En mi caso yo me salto el repertorio. En mi caso sería no soltar el acordeón y siempre estar arreglando, siempre tratar de proponer o innovar, es prácticamente eso. Esto para que las cosas no se vuelvan o no tengan una monotonía, porque eso aburre. No sé, no vamos a durar dos años tocando lo mismo, siempre tengo que estar creando, investigando o escuchando.
SEMANA: ¿Y el acople con los músicos?
R.L.: Superbién, me siento cómodo, voy en coche con ese conjunto. Yo le dije a Silvestre: “esto no es un conjunto, es una banda”. Sí tendríamos que hacer un ensayo porque, sin duda alguna, lo que da ese acople es es el ritmo, como la continuidad, y ahora mismo no se puede eso por la pandemia. Yo me imagino que en el momento que se abra todo otra vez, tendremos nuestros ensayos y me acostumbre más al grupo.
SEMANA: ¿Qué era lo que más le gustaba a su padre que interpretara en el acordeón?
R.L.: Mi papá y yo no éramos personas que teníamos algo favorito, simplemente nos gusta todo, todo lo escuchamos porque de cada cosa sale algo, todo ayuda a enriquecer el oído. Me gusta mucho escuchar merengue dominicano, me gusta mucho escuchar rancheras, son cubano, y de ahí he sacado arreglos.
SEMANA: ¿Cuál ha sido su referente del acordeón?
R.L.: De unos cinco-cuatro años para acá, mi papá, porque tenía una forma de tocar muy única. Aunque él se desprendió de Beto Villa, pero consiguió su forma de tocar. Silvestre me dijo: “No tienes nada más que buscar, solo sigue a tu papá”.
SEMANA: ¿Le preocupa un poco la reacción o aceptación del silvestrismo, que es un movimiento tan grande?
R.L.: Voy seguro, yo pienso que uno en la vida tiene que ser arriesgado, los arriesgados somos los que llegamos. Entonces, si ya me metí a este reto, como sea tengo que poner el pecho a la brisa y afrontarlo porque siempre es una responsabilidad grande, es un movimiento gigante.
SEMANA: ¿Lo han felicitado otros músicos por la decisión de Silvestre?
R.L.: Sí, he hablado con bastante gente, con Sergio Rodríguez, Rolando, con Juancho De la Espriella, con Lucas, con Daniel Maestre que toca con Peter, con Carlos Rueda, Diego Daza, muchos colegas. He visto que todo el mundo ha estado contento con esto. Me alegra mucho porque se dan cuenta que no hay una rosca ni nada, todo lo he logrado por mi mérito, porque tengo potencial o porque le parece a Silvestre que lo tengo.
SEMANA: Un mensaje para los silvestristas...
R.L.: Yo estoy aquí para unirme a una organización gigante, a un movimiento que es el silvestrismo, dándolo todo de mi parte para ponerlos a gozar como siempre lo había hecho Silvestre en estos 20 años. Gracias a todos por el apoyo porque sí he tenido una aceptación y eso es algo bueno.
SEMANA: Si su padre estuviera vivo, ¿qué le diría en este momento?
R.L.: Que aquí estoy cumpliendo tanto su sueño como el mío, y que mi propósito es darle una alegría a mi familia.