7 Años Sin El Cacique De La Junta, Diomedes Díaz

El fenómeno:

El año es 1993, Colombia está estrenando Constitución y por las tarimas de los grandes festivales, en las rumbas y en las pantallas se baila al son de Joe Arroyo, se empieza a escuchar más seguido el nombre Shakira, un actor samario llamado Carlos Vives sorprende al mundo cantando emotivos clásicos vallenatos, pero el pueblo piensa solo en un suceso: la salida del próximo álbum de El Cacique de la Junta.

La Nación se prendía en fiesta, las regiones se paralizaban. El comercio aumentaba, se organizaban asados en todas las cuadras, los supermercados vendían más de lo normal; las radios se peleaban el estreno musical. En ciudades, pueblos y corregimientos ya se había corrido la buena nueva y todos preparaban su mejor sonido para el magno evento.

Ríos de gente inundaban las tiendas y ventas de música para adquirir Título de Amor, que sin llevar un día a la venta ya era un éxito rotundo que iba a trascender generaciones. Colombia ya se sabía las canciones que Diomedes acostumbraba tantear en vivo con su público y que tenía intenciones de grabar. Desde antes de entrar a estudio sus ideas ya auguraban éxitos rotundos y los compositores morían porque su creación fuera “la elegida” por El Cacique. Pocos tuvieron ese honor, hoy descansan en el salón de la fama.

La logística para que todos pudieran tener el preciado disco, afiche, postal o cualquier artículo del cantante era una odisea completa. Guillermo Mazorra, director de A&R en Sony Music Andes recuerda que un lanzamiento de Diomedes Días era, en pocas palabras, “un fenómeno, una locura”: “La logística que se organizaba para distribuir las cargas y la mercancía era muy compleja porque había que cubrir mucho territorio y cumplir tiempos. La compañía entera asistía a descargar la mercancía para dejarla sellada en un camión con vigilancia satelital que distribuiría el producto. Trabajábamos con Coordinadora a ciudades capitales y Chevalier llevaba a las regiones”. Discos compactos, casetes y DVD eran preciados, pero Diomedes era adorado con furor y su pueblo quería siempre más. La guerra contra la piratería era fuerte, pero con eso y todo, para cada estreno se hacían más de 10.000 camisetas, más de 10.000 afiches, postales, gorras, entre muchos artículos que se agotaban en cuestión de pocas horas.

Título de amor fue un álbum que vendió más de 450.000 unidades. Sin duda alguna Diomedes era un fenómeno que movía pasiones en la costa y en el país cuando anunciaba música nueva. Hoy, tras 7 años sin él, su legado musical acumula más de 2.6 Millones de vistas en YouTube, cerca de 170 millones de streams y una cantidad sin precedentes para el género de discos de oro, multiplatino y diamante.

Su legado trasciende el tiempo y su fanaticada aún es ferviente como lo irreal que resultaba su llegada a Valledupar cada vez que había un lanzamiento: “todo el pueblo se volcaba y se armaba una caravana que resultaba en un desfile para recibir a Diomedes en el aeropuerto, incluso usaban el camión de bomberos”, recuerda Guillermo Mazorra.

Un oído prodigioso:

Diomedes fue un gran compositor, era un empírico que se preocupaba por las letras y por los arreglos, pero otro de sus talentos fue su oído para escoger canciones. Era considerado una especie de "Rey Midas" musical, todos querían entregarle la mejor canción. Acostumbraba participar en todo lo que estaba grabando y cuando entraba a estudio ya tenía clarísimo cómo quería que sonara el trabajo. Grababa “pistas”, que eran el registro en bloque de un tema con un corista que pudiera dar el tono de Diomedes –o el mismo Diomedes– como guía para luego grabar instrumento por instrumento.

“Cuando grabábamos cada disco debíamos preparar un operativo y logística con seguridad privada para rodear el estudio con vallas que protegieran de las aglomeraciones. Todo el mundo tenía que dejar celulares afuera del estudio para evitar filtraciones. Usábamos incluso varias camionetas para distraer a la gente”, recuerda Guillermo Mazorra. Esto era el preámbulo de lo que ya se sabía vendría con cada lanzamiento disco gráfico. Más de un mes podía tardar el proceso de grabación, postproducción, mezcla y máster, pero Colombia ya estaba sumida en la locura que generaba un lanzamiento de este calibre.

No había redes o celulares y la audiencia estaba entre quienes veían televisión, escuchaban radio o asistían a ferias y fiestas regionales. Aun así todos conocían y coreaban a Diomedes y durante meses se hacía presente a través de todo tipo de artículos, imágenes, cuñas, afiches, volantes y en cada rincón del territorio nacional.

Un ídolo más allá de su tierra:

Territorios transoceánicos no concebían el género Vallenato como tropical, sino como folclor y su internacionalización se debió en cierta medida a colombianos que lo llevaron a vivir con ellos al exterior. Muchos fanáticos llevaron a Diomedes como parte de su colombianidad y ciudadanos en el exterior asimilaron esta música como tradición. Pero no era un desconocido, para 1982 había tenido “el hit del Mundial España 82”, era una figura digna de culto en su tierra y ya era una súper estrella en territorios Latinoamericanos. Los himnos de Diomedes permearon países como Panamá, Ecuador y Argentina, sumando legiones fervientes de fanáticos en países como Venezuela o México, en donde Monterrey no se queda atrás de Valledupar.

Música que sobrevive a las generaciones:

Diomedes Díaz es un artista que tras décadas de haber lanzado su grandes éxitos, sigue presente en conteos y listados. Sigue sonando en tiendas, supermercados, fiestas, rocolas, plataformas, canales, talleres, en cada rincón Colombiano, y seguirá creciendo porque ya suma más de 1 Millón de oyentes mensuales en Spotify, más de 1M de seguidores en Deezer y es además el artista colombiano más visto en la historia de SME Colombia en YouTube.

Aunque los cumpleaños, los cóndores y la plata también invoquen a El Cacique, son ‘Amarte Más No Pude’, ‘Sin Medir Distancias’ y ‘Tú Eres La Reina’ las canciones más escuchadas de Diomedes en Colombia. Su canal oficial de YouTube, así como el Canal Oficial VALLENATO se convierten entonces en archivos invaluables de la tradición que significa este grande del género, compilando clásicos de siempre como ‘Ilusiones’, ‘Bonita’, ‘Mi Muchacho’, ‘La Suerte Está Hechada’ o ‘Fantasía’, entre centenares de canciones más que nos deja y que han acumulado millones de reproducciones a través de los años.

Todos los años lo recordaremos como EL GRAN CACIQUE DE LA JUNTA, que nos recuerda que es hora de festejar o de desgarrarse el alma en sentimiento con un buen Vallenato. Cada 26 de mayo o cada 22 de diciembre, cada que suene un acordeón o cada que alguien pida un clásico. –LT–

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